martes, 14 de junio de 2011

ALGUNOS FACTORES PROTECTORES DE LA SALUD MENTAL

Por Lic. Dino Loup, Psicólogo Clínico

Publicado en Revista E-QUI, Villarrica, Paraguay, Noviembre de 2010

El pasado 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y la OMS ha declarado como lema para este año: “Bienestar emocional para una salud general”. Se evidencia en este lema el énfasis que se viene poniendo últimamente sobre la importancia de la salud mental en la salud física, y tanto es así que es imposible ya concebir a la salud mental disociada de la salud del organismo en general, tal como ya lo haya definido la OMS a la salud: Se refiere a un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia.

¿QUÉ ES LA SALUD MENTAL?
Es la capacidad de adaptarse al cambio, enfrentar crisis, establecer relaciones significativas con otros miembros de la comunidad y encontrar sentido a la vida. No se trata sólo de no padecer trastornos, sino de realizar todo el potencial humano que sea posible para estar en armonía con uno mismo y con el entorno con una tendencia hacia una autorrealización.

Una buena salud mental no logra por casualidad, existen factores que pueden deteriorarla y muchas veces ni siquiera detectamos de forma temprana esos deterioros ni tampoco a los factores de riesgo. Para mantener una buena salud mental vale la pena tener en cuenta a algunos de los factores protectores de la salud mental que se detallan a continuación.

FACTORES PROTECTORES DE LA SALUD MENTAL:
Necesidades básicas satisfechas: Estas proporcionan al individuo la posibilidad de una vida digna, libertad de elección y posibilidad de disfrutar mejor de la vida. Cuando las condiciones de alimentación, las vivienda, trabajo, salud, vestimenta, recreación, acceso a servicios y otras son deficitarias, el individuo vive en constante estado de tensión por el estrés psicosocial, lo cual puede repercutir negativamente en la salud mental.

Ambiente familiar cálido y acogedor: Algunas funciones básicas de la familia son las de  satisfacer necesidades materiales, proporcionar apoyo emocional, educar y socializar al individuo según normas de convivencia armónica, y apoyar la autonomía e independencia de sus miembros en cuanto van creciendo. La violencia física, maltratos psicológicos, el desapego afectivo, el abandono, la negligencia, sobreprotección, son factores de riesgo para fracaso escolar, baja autoestima, inestabilidad emocional y muchas otras formas de desajustes psicológicos.

Buena utilización del tiempo: Planificar el tiempo ayuda a no dejar al descuidado áreas importantes de la vida como lo son  las áreas familiar, laboral, académico, social, salud física, salud emocional y hasta espiritual. Esto posibilita la sensación de tener control sobre sí mismo y los acontecimientos, sentirse competente y útil, sensación de logro que eleva el autoconcepto y la autoestima. Utilizar adecuadamente el tiempo previene contra el estrés por sobrecarga de trabajo y contra el aburrimiento, la sensación de vacío existencial y sinsentido, pensamientos depresivos y preocupaciones ansiosas.

La socialización: El vínculo con los demás nos ayudan a poder amortiguar los impactos y exigencias de la vida diaria. También el sólo hecho de socializar puede ser placentero en sí mismo por crear amistad, compartir intereses, hacer actividades de recreación, etc. En la socialización aprendemos regular nuestros comportamientos y reacciones emocionales de acuerdo a lo que es adecuado a nuestro medio social y cultural, comprendemos mejor a los demás y sin prejuicios, y ajustamos nuestras expectativas hacia ellos.  La socialización posibilita una visión más objetiva de las cosas porque nos ayuda a modificar creencias erróneas cuando las comparamos con otros puntos que pueden ser más realistas que los nuestros.

El ocio y recreación: Sin ocio y recreación podemos llegar a sentirnos agobiados pensando que la vida es solamente compromisos y obligaciones, o para quienes tienen mucho tiempo libre, sentir que la vida es monótona y aburrida. El relax por un lado y la diversión por otro, producen bienestar físico y psicológico. Aquí también es importante mencionar al sentido del humor; hay momentos en los que hay que ser serios, pero también saber que en otros momentos uno se puede relajar y disfrutar del sentido del humor y la risa saludable.

Visión optimista de uno mismo, de los demás y del futuro: El refrán popular “la vida se ve del color con que se la mira” hoy en día tienen sustento científico en las investigaciones de la psicología cognitiva. Las personas con una visión optimista de las cosas tienen menor probabilidad de caer en estados depresivos y ansiosos. El optimismo hace que las personas resistan mejor las frustraciones, se comprometan y perseveren en sus objetivos y logren objetivos más elevados que las personas con pensamientos pesimistas.

Proyecto de vida y Expectativas realistas: Los proyectos de vida ayudan a dar sentido a la vida, dirigen los esfuerzos en una dirección positiva y evitando que uno se disperse en la nada con la consecuente sensación de vacío existencial y el sin sentido. Las expectativas realistas evitan que la persona se sienta frustrada cuando finalmente los objetivos no se cumplen ya sea por el la naturaleza inviable del objetivo, el tamaño del desafío o por los tiempos meta apresurados.

Ejercicio físico regular: En el aspecto psicológico, los ejercicios mejoran el estado de ánimo por la liberación de endorfinas, que además de sus propiedades analgésicas, producen sensación de bienestar, placer y hasta euforia, previniendo de estados depresivos. Un programa de ejercicios físicos regular implica la ejercitación de disciplina, voluntad y perseverancia. Los cambios en la estética corporal suelen reforzar la seguridad personal y la autoestima. También el ejercicio físico tiene el efecto de “despejar” la mente cuando lo encara con ese objetivo.

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